El funeral de la reina Isabel II, el próximo lunes 19 de septiembre será uno de los más trascendentales de todo este siglo XXI. En Londres se reunirán la inmensa mayoría de jefes de estados o de gobierno de al menos un centenar de países en medio de lo que se conoce como la operación London Bridge.
Se espera que asistan tantos dignatarios internacionales que el gobierno británico ha solicitado que la asistencia de los mismos se haga a través de autobuses fletados especialmente, por asuntos de logística y seguridad. Excepto el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quién podrá acudir al funeral de la reina con The Beast, o La Bestia, su limusina blindada, según The Times.
La Operación London Bridge, la cuál se ha venido preparando desde hace más de 40 años, es el evento político multitudinario con mayor trascendencia en toda la historia del Reino Unido y ha provocado un despliegue de seguridad y logística sin precedentes.
Vuelos comerciales y autobuses para los más de 100 jefes de estado
Citando un documento filtrado de la Oficina de Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo (FCDO), las restricciones implican usar vuelos comerciales hasta Londres, ya que se le ha pedido a los distintos gobiernos que no se vuele hacia el aeropuerto de Heathrow en avión privado o de Estado, también se ha hecho hincapié en la imposibilidad de utilizar un helicóptero para desplazarse desde el aeropuerto a un lugar cercano y desplazarse en un automóvil privado o de Estado hacia la abadía de Westminster debido a las estrictas medidas de seguridad y circulación.
Los líderes mundiales deberán de abandonar sus automóviles oficiales y sus escoltas en algún punto del Oeste de Londres y desde allí ser trasladados al funeral en autobuses.
Evidentemente toda regla tiene una excepción, los dignatarios pueden hacer uso de sus aeronaves presidenciales si aterrizan en un aeropuerto más alejado o más pequeño cerca de la capital del Reino Unido, igualmente se espera que no solo sea Joe Biden quien llegue en su automóvil de Estado.
El Presidente de Estados Unidos, por ejemplo, no irá en un vuelo comercial, obviamente. Volará en el Air Force One, que podrá aterrizar en una de las cinco bases que la USAF (Fuerza Aérea de los Estados Unidos) comparte con la RAF (Real Fuerza Aérea del Reino Unido) o bien en la de Lakenheath, una base exclusivamente operada por personal militar estadounidense.
Y por supuesto, irá a la abadía de Westminster en su Cadillac blindado, conocido como La Bestia, por razones de seguridad. Esta enorme limusina de 11 toneladas de peso tiene un blindaje de 20 centímetros, varias armas de alto calibre y, al parecer, puede resistir un ataque químico así como servir de quirófano para el Presidente.
Pero lo más impresionante de La Bestia no es tanto el vehículo como tal, sino más bien la caravana de seguridad que le sigue que incluye un sin número de vehículos especializados incluyendo una ambulancia. En ocasiones, ha sido acompañada de más de 85 vehículos.
Una fuente gubernamental explicó a The Times que sería inapropiado pedir a los líderes del G7 que fueran en un autobús, pero añadió que se ha pedido a los dignatarios que sean flexibles.
Además de Joe Biden, es probable que el presidente francés Emmanuel Macron, el emperador japonés Naruhito y el presidente israelí Herzog eviten el viaje en autobús de los jefes de Estado y vayan en limusinas privadas.
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